Lo primero que hay que averiguar antes de proponerse enamorar a un hombre es la inclinación sexual del sujeto en cuestión. Inútil será procurar enamorar a un hombre con tendencia homosexual si Ud. es mujer, e inversamente, resultará igual de infructuoso todo intento que se haga por enamorar a un hombre heterosexual si Ud. también es hombre. Por lo tanto, primero lo primero, averigüe si Ud. tiene posibilidades de ponerse en el lugar de objeto de deseo de esta persona o si, por el contrario, tiene que soltar las riendas y borrarse de esta carrera, si se me permite la metáfora turfística.
Varias son las formas de dar con esta valiosa información, desde el fino análisis de los detalles, hasta la interpelación lisa y llana (pasando por el interrogatorio a terceros y el stalking en redes sociales), pero no son el objeto del presente artículo. Para nuestros fines vamos a suponer que Ud. sabe en qué cancha va a jugar el partido.
Lo siguiente será entonces ponerse en acción. Ante todo, Ud. tiene que dejarle saber la otra persona que Ud. existe. Y no sólo eso, también tiene que dejarle saber que Ud. está interesada/o en él. Para ésto tiene que ir avanzando firme pero lentamente, si no quiere quedar fuera de combate en el primer round.
Interésese por los intereses de él: aunque suene perogrullezco y cacofónico, esto es lo que deberá hacer para ganar su aprecio e interés recíproco. Es importante hacerlo de forma sincera, después de todo, si a Ud. le interesa ese hombre, le debería interesar con todos los gustos y mañas que traiga encima. Si por el contrario Ud. sólo simula interesarse por sus cosas, esta vil maniobra podría quedar en evidencia y resultarle contraprodu-cente. El sujeto podría pensar que Ud. sólo tiene un interés superficial en él y le va a sacar tarjeta roja dejándola/o fuera del campeonato.
Cuando finalmente se le abra la pista y sea aceptado, tiene que tratar de conservarlo y no quedarse sin combustible en mitad de la carrera. Los hombres son muy susceptibles a los placeres sensuales más elementales. Si Ud. consigue cubrir sus cuotas básicas de sexo y comida, puede estar segura/o no sólo de que va a estar en el podio durante mucho tiempo sino que va a levantar la copa que tanto soñó.
Eso es todo. De ahora en más Ud. tiene las riendas de su destino. Así que cálcese los botines, súbase al ring, apriete el acelerador a fondo y prepárese para jugar el partido de su vida.
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